Funcionamiento de las ayudas sociales, situación de los “Sin techo”

SOLO NOS QUEDA LA CALLE

La falta de un alojamiento fijo constituye un escándalo social, pero también una aberración moral que los ciudadanos no deberíamos consentir, en la que toman parte la conocida insensibilidad de nuestra Alcaldía, la Diputación Provincial o la Xunta de Galicia. Hace algún tiempo la Justicia francesa ha reconocido por su parte, el derecho a la vivienda, como exigible en los tribunales. La respuesta llegaba tras la crisis de los SDF (sin domicilio fijo) surgida en el invierno de 2007 por la situación de miles de personas sin techo, dando lugar a la creación por el Gobierno Dominique de Villepin a una legislación en la que se mantenía a nivel teórico este derecho. Algunos ciudadanos franceses (sin techo) han ejercido ese derecho ante los tribunales y les han dado la razón. La decisión judicial parecía una grata sorpresa y deja en evidencia la postura de nuestra Administración, negando un alojamiento estable a quienes carecen de un techo donde poder vivir. Dentro de la grave situación que padecemos, con más de 30.000 personas viviendo en las calles de este país, en tanto que en Galicia la cifra de las personas sin techo supera los 4.000.

Galicia cuenta en estos momentos con tan sólo 353 plazas en centros de albergue y pisos de acogida para las más de 4.000 personas sin techo de la Comunidad Gallega ninguna de cuyas plazas es pública. Sino que se trata de centros gestionados por asociaciones y órdenes religiosas por lo que son centros de transeúntes pensados para estancias cortas y limitados a tareas de tipo asistencial (por lo que la gente entra y sale constantemente). Por otra parte, se considera que en la capital coruñesa, hay un total de 1.200 personas que carecen de un techo. Ante la desconsideración de la que están siendo objeto, por la no aplicación del Plan Integral de Acción tanto preventivo como de la inclusión de estas personas, cabe insistir una vez más en la habitual desidia oficial. Si de pronto nos encontrásemos desnudos en la calle creo que sería el momento de tener el coraje de contemplarse en el espejo tal como uno es. La sociedad le exige al excluido, al sin techo, al indigente, una conducta acorde con la clase social del que le observa, quien de pronto se convierte en un juez implacable de su realidad. Pero ese mismo observador (ese improvisado juez) no tiene el menor escrúpulo en considerarle una sub-especie de la que se ocuparán sin duda la policía, o el mismo barrendero municipal cuando aparece con una manguera de agua.

Y eso suele ocurrir mucho más de lo que se piensa, a medida que aumenta el problema que se abastece de un exceso de capas de exclusión social. Pero es la hipocresía de esa misma sociedad (de ese mismo e improvisado juez) a la hora de exigir políticas de bienestar cuando solo un estallido social podría ayudar a provocar el cambio estructural en el Estado. Lo grave es que a las personas se nos siguen negando lo más importante que es el ejercicio de algunos derechos básicos. Pero más bien se trata de encontrar las situaciones para el discurso. Y es fácil (por ejemplo) mirar al Tercer Mundo cuando se ignora a esa gente de los Albergues y los Comedores sociales que hay en nuestra ciudad, a los que con mucha frecuencia persigue la policía (nuestra democrática policía). Un insulto a la sensibilidad de las personas cuando su caso debería ser tratado como una cuestión preferente. Mientras altos cargos del PSOE siguen incrementando méritos (y salarios) ese discurso casa bastante mal con el respeto a las personas o a la propia crisis. Entonces, quizá sería el momento de tener la sensatez que requiere el cargo y dejarse de paparruchas.

GRUPO DE TRABAJO:

Los cinco puntos básicos de inserción (la hora de ruta)

1. Alojamiento estable (domicilio fijo)
2. La aportación de ayuda médica y psicológica.
3. Reciclaje formativo o alfabetización en su caso.
4. Compromiso a ubicar a la persona en proceso de inserción en un trabajo temporal a cambio de un salario.
5. La inserción concluye cuando esa persona es empleada y se independiza económicamente.